Se trata de un procedimiento donde se diseñan a medida unas delgadas láminas de porcelana para mejorar la forma, el tamaño y el color de tus dientes.
La durabilidad de las carillas de porcelana es mayor que las de composite, ya que son ultrarresistentes, la duración es de unos 15-20 años si se acude anualmente a las revisiones y se tiene una buena higiene, y no pierden brillo ni cambian de coloración.
Las carillas de composite tienen una menor durabilidad que las de porcelana, es un material más poroso y menos resistente. Pierden el brillo inicial y se oscurecen (es recomendable cambiarlas cada 6/7 años, dependiendo de la forma de vida del paciente) es necesario un pulido anual para conservar sus propiedades.
Ambas técnicas son muy conservadoras, requieren un mínimo tallado del diente, y es indoloro. Cada caso es candidato a uno u otro tipo de carillas, dependerá de su estilo de vida y tipo de diente.
Antes de elegir qué tratamiento es el más adecuado, es necesario realizar un estudio inicial de la forma y color de los dientes además de la sonrisa del paciente.
Depende del caso, se requiere un “mock up” previo, se trata de una simulación donde vemos el resultado final en boca. Esto nos da una información valiosa y nos ayuda a una mejor comunicación con el paciente.
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