Se trata de una intervención donde el mayor objetivo es preservar el diente. Este tipo de tratamiento se realiza por varios motivos, el principal es la presencia de caries dental. En este tipo de situación, las bacterias han avanzado perforando el diente; destruyendo primero el esmalte, después la dentina y por último llegando a la pulpa dentaria (el nervio del diente). Este proceso, provoca un dolor agudo y una inflamación considerable que puede derivar a un absceso. 

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1. El objetivo principal es eliminar las bacterias de la cámara pulpar y de los conductos de la raíz. 

2.  Otro objetivo de no menor importancia es el de rellenar completamente los conductos con un material de obturación que evite futuras complicaciones, como una reinfección.

En muchos casos, después de hacer un tratamiento de endodoncia en dientes posteriores, se considera recomendable protegerlos con una reconstrucción y una corona. Este procedimiento es preciso cuando la caries dental ha producido tal grado de destrucción del diente, que existe un riesgo considerable de fractura.

Este tipo de tratamiento suele ser prácticamente indoloro ya que a día de hoy se utilizan unos anestésicos muy eficaces. 

Durante los primeros días tras el tratamiento puede notarse una sensibilidad o ligera molestia debido a la inflamación posoperatoria, que tendrá que ir disminuyendo progresivamente.